Stellantis se prepara para limitar la producción de coches de gasolina
Stellantis planea limitar la producción de coches de gasolina para cumplir con normativas europeas
Stellantis se prepara para un cambio radical en su estrategia de fabricación con el fin de cumplir los cada vez más estrictos límites de emisiones de la Unión Europea para 2025. Según Jean-Philippe Imparato, director de operaciones del grupo en Europa, la compañía está dispuesta a reducir la producción de vehículos con motores de combustión interna –es decir, gasolina e híbridos– si la demanda de coches eléctricos no crece lo suficientemente rápido.
Un reto doble: aumentar ventas de eléctricos y reducir vehículos térmicos
Para adaptarse a la normativa, Stellantis debe duplicar la cuota de coches eléctricos en su mix de ventas, pasando del 13% actual a cerca del 24%. Si esta meta no se alcanza de forma natural por el mercado, la única alternativa viable es limitar la producción de motores térmicos para que el porcentaje de eléctricos aumente proporcionalmente y así bajar la media de emisiones de CO₂.
Este ajuste podría comenzar tan pronto como el 1 de noviembre de 2024, ya que se estima que el proceso de matriculación para los coches fabricados toma alrededor de 60 días. La estrategia no solo busca evitar el pago de cuantiosas multas por exceso de emisiones, sino también incentivar la demanda de vehículos eléctricos mediante posibles ajustes en los precios de los coches de combustión, haciéndolos menos competitivos frente a sus versiones eléctricas.
El impacto y la respuesta de Stellantis frente a las nuevas regulaciones
La Unión Europea rebajará el límite máximo de emisiones promedio de 115,1 g/km de CO₂ en 2023 a solo 95 g/km a partir del 1 de enero de 2025. Para no enfrentarse a sanciones millonarias —que podrían superar los 10.000 millones de euros a nivel de industria según analistas—, Stellantis ha decidido actuar proactivamente en la reducción de coches de gasolina, incluso si esto significa producir menos unidades.
Jean-Philippe Imparato ha resaltado que la producción de vehículos térmicos estará directamente vinculada a los pedidos efectivos, buscando asegurar que la cuota de eléctricos se mantenga en el nivel necesario para cumplir objetivos de emisiones. Además, la compañía planea ajustar sus objetivos de venta de vehículos eléctricos por mercado, con metas distintas para países con diferente nivel de penetración de esta tecnología, como España, Italia o Países Bajos.
¿Qué significa esto para el futuro de Stellantis y la industria automotriz?
Esta decisión representa un paso audaz y claro en la transformación hacia la electrificación, aunque también implica desafíos a corto plazo, como la reducción de la producción en algunas plantas y un impacto en las entregas de modelos clave. Por ejemplo, se ha reportado una caída del 17% en entregas durante el tercer trimestre debido a retrasos en modelos eléctricos importantes.
En definitiva, Stellantis apuesta por adelantar su transición hacia un portafolio más sostenible, consciente de que la normativa europea es inminente y está dispuesta a ajustar su producción para no solo evitar multas, sino también posicionarse como un actor competitivo en el futuro eléctrico del sector automotriz.